Esta semana estuvimos excursionando Córdoba con un grupo de la Tribu de Jóvenes Héroes.
Una mañana tuvimos un recital de cuencos. Frente a serenas melodías que nos invitaban a relajarnos y gozar en medio de la paz de las sierras cordobesas, varios tuvieron una reacción ambivalente. Por un lado, de mucho gozo, por el otro de tener que “cerrarse” a eso, como si hubiera sido “mucho”.
Me llamó la atención lo claro que se pudo ver como el alma, tanto frente a lo bueno como lo difícil, presenta dos movimientos: el expansivo y el contractivo, abrirse o cerrarse.
Esto nos pasa todo el tiempo. Cuando queremos meditar y a veces pasamos la rompiente de la mente y nos inunda una gran paz… nos cerramos o empezamos a pensar en cualquier cosa. Cuando alguien nos dice que nos quiere, muchas veces nos cerramos haciendo algún chiste o huyendo de la experiencia. Cuando intimamos con alguien sentimos muchas veces un vértigo interno, una ansiedad. Nos defendemos de lo bueno.
Cuando uno empieza a observar esto es muy importante porque la forma en la que vemos el mundo y sobre todo como lo sentimos cambia. Ya no importa tanto si estás pasando por un buen o mal momento, sino si estás abierto o cerrado.
Te propongo pensar si tuviste un “buen” día, semana, mes o vida en términos de si estuviste abierto o cerrado en vez de ver si te pasaron buenas o malas cosas.
Cuando estamos abiertos nos sentimos plenos, cuando estamos cerrados nos sentimos solos, enojados y tristes.
Yo pasé por el proceso de acompañar a mi madre en su partida debido a un fulminante cáncer que se la llevó en un mes. Por primera vez estuve conscientemente abierto frente a tanto dolor, y si bien la experiencia fue muy dura, también puedo decir que fue intensamente dulce y trascendente para mi alma.
Cristo dijo: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres. Vi mil veces como cuando las personas se “abren” frente a otras y frente a lo que verdaderamente les está pasando, esto movimiento genera gran paz aunque a lo que se abran no sea placentero.
Vi mil veces cómo nos defendemos de lo que más queremos.
Tenemos que aprender esta habilidad espiritual si queremos ser maestros de nuestro self. A decir, cómo nos relacionamos frente a lo que nos pasa, tanto lo bueno como lo malo, en términos de cierre o apertura.
Tomá una buena inhalación, conectáte y abrite a lo que realmente te pasa adentro. ¿Estás cansado, alegre, triste , enojada? Dejalo circular. Sentí la energía moviéndose cuando le prestas atención! En el fluir hay dicha.
Abrirse es como llevarle agua a una planta, calor al cuerpo y frescura a la mente.
Sigamos siempre parados en la verdad! ¡Sigamos abiertos, y seremos libres!
La próxima seguimos desarrollando este concepto de cómo nos defendemos de lo bueno!
¡Hasta entonces, amigo aventurero!
ELAN INSTITUTE – Master your Self